jueves, 7 de febrero de 2013

Cambio urbano en la Ciudad de Panamá


Cuando se inaugure el metro y concluya la construcción de los puentes que comunicarán la Transístmica y Vía Brasil, en la Calle 50 y Vía Israel fluirá enormemente la circulación vehicular y se liberarán las zonas en las que la congestión en las horas puntas del tráfico crea problemas que estrujan el sistema nervioso de los automovilistas.
El uso de tarjetas en los corredores Norte y Sur, así como la regularización del servicio de Mi Bus, contribuirán a que el tránsito en el perímetro urbano de la ciudad capital transforme cualitativa y cuantitativamente la logística del tránsito.
Estas y otras obras de transformación urbana emprendidas por el Gobierno Nacional lograrán, poco a poco, que la crisis de crecimiento que afecta la ciudad capital se encauce en una armónica compatibilidad entre desarrollo urbano y la calidad de vida que merecemos todos los ciudadanos.
Probablemente no son muchas las ciudades que tienen un ritmo de crecimiento que rivalice con el de la capital, pero el auge de la construcción impulsado por empresas privadas desde la década de los noventa no es el producto de una planificación urbana sistemática. Por el contrario, las autoridades de vivienda dieron visto bueno a los proyectos de construcción sin la debida coordinación con los servicios de agua potable, energía, transporte y estacionamiento, solo por mencionar algunos.
Los gobiernos sucesivos prosiguieron aprobando los proyectos de construcción en forma irresponsable sin llevar a cabo alternativas adecuadas para impedir el caos urbano que hoy, felizmente, tiene una solución integral en marcha.
La primera fase del metro permitirá que numerosos panameños utilicen este medio de comunicación rápido que reduce a minutos las distancias y estabiliza el tiempo entre los puntos de partida y de llegada. Quienes se ven obligados a recurrir a sus automóviles para cumplir sus obligaciones tendrán la opción de usar el metro, limitando el número de vehículos en circulación, lo que redundará en la descongestión del tránsito.
Asimismo la construcción de estacionamientos soterrados en puntos críticos por acción de las licitaciones convocadas por la municipalidad permitirá en el futuro que lugares inviables, como los alrededores de la Plaza Porras y otros habitualmente carentes de playas privadas de estacionamiento, suministren servicios indispensables para todo efecto.
Los planes en marcha concurren a que se tenga una visión clara del ordenamiento urbanístico que toma en cuenta el enlace de las zonas donde se trabaja, se habita, se vende y se compra, en un tejido urbano previamente racionalizado para ponerlo al servicio de los habitantes de la ciudad sin atropellos ni desarticulaciones empíricas.
El derecho a tener una gran ciudad, es decir, el derecho a tener una calidad de vida a la altura de las necesidades de todos los sectores sociales ha dejado el campo de las promesas utópicas para afincarse en la realidad del compromiso asumido por el gobierno que preside Ricardo Martinelli.

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