Al revisar la trayectoria de Juan Carlos Varela podemos damos cuenta que ha sido y es un vago con suerte, ya que se auto determina empresario, tan solo porque nació en un ambiente familiar dedicado a actividades comerciales e industriales.
También afirma que es un político nuevo y lleva casi dos décadas dedicado a estas actividades, apropiándose de la autoría de las obras del gobierno actual, del cual es opositor. Su poca visión le hizo oponerse a la ampliación del Canal de Panamá y a la construcción de la carretera de Paso Canoas.
Otra de las contradicciones de la conducta de Varela la demuestra el hecho de haber pedido aumento para los trabajadores en general y habérselo negado a los empleados de la empresa de su familia.
Durante su trayectoria le hemos visto autoproclamarse lo que no es; no obstante, su capacidad para la intriga le convierte en un elemento peligroso, no por lo elaborado de sus estrategias, sino por lo simple de su razonamiento. Es por ello que adopta la postura del camaleón, que cambia de color de acuerdo con la ocasión.
Sus traiciones a Mireya Moscoso
Hemos sido testigos, durante la trayectoria de Varela, de su capacidad para el transfuguismo, basta con recordar cuando arrastró a casi la totalidad de diputados arnulfistas para que abandonaran a Mireya Moscoso durante el período presidencial de Ernesto Pérez Balladares.
Tras la derrota de Alberto Vallarino en las primarias del panameñismo, ganadas por Mireya Moscoso, Varela se marchó con el exministro de Economía y Finanzas a la Democracia Cristiana para convertirlo en candidato presidencial y convertirse en su jefe de campaña.
Luego de la victoria de Moscoso en las elecciones de 1999, con toda frialdad y cinismo, Varela regresa al arnulfismo, siendo perdonado por su dirigencia.
La expresidenta, sin embargo, no parece haberle dado la menor importancia a las acciones de Varela, ya que considera su relación como algo superficial sin ninguna base.
En las elecciones del 2004, Varela respaldó a Endara y le dio la espalda a su copartidario José Miguel Alemán, que resultó escandalosamente derrotado por Martín Torrijos del PRD y el exmandatario Guillermo Endara.
CD y Martinellli su tabla de salvación
Varela, sin fondos y con un bajo porcentaje de aceptación para las elecciones del 2009, logró negociar la vicepresidencia en la fórmula encabezada por el actual presidente de la república, Ricardo Martinelli, a pesar de que otros tenían mucho más méritos que él para ocupar el alto cargo.
No obstante, la historia se repite y tal como hizo con Moscoso, conspiró contra Martinelli, quien ha tenido que tolerar las intrigas de Varela y los arteros ataques a los que ha sometido a su gestión.
Ya en el cargo de vicepresidente, Varela trata de aislar al equipo que llevo al triunfo al mandatario Marintelli, logrando ocultar al presidente de la repúblicas sus verdaderas intenciones de su ambición por el poder, algo que le resultó durante un tiempo favorable.
Cuando se dieron las crisis en Changuinola y Colón, esperó a que las aguas estuvieran a punto de retornar a su nivel para aparecer, al final de las negociaciones, como el salvador.
Hoy día se ha descubierto que Varela, no era un bienhechor sino un instigador que soliviantaba a quienes protestaban con el propósito de generar una crisis que derrocara al presidente Martinelli para él asumir la primera magistratura del país y de paso vender su figura como conciliador.
Varela se quedó sin máscara
Fuentes de entero crédito nos manifestaron que al presidente Martinelli le costaba creer todas las intrigas de su “amigo” Juan Carlos y menos que atentara contra su administración con tantas artimañas.
Tras su expulsión de la alianza oficialista, Varela demostró todo lo que es al acercarse a sus contactos conspiradores Mitchel Doens y Milton Henríquez, quienes están implicados en los sucesos de Changuinola, San Félix y Colón, así como en los incidentes protagonizados en la Asamblea Nacional.
Sin ruborizarse, Varela demostró que era el cerebro del llamado “Frente Guacho”, conformado por opositores, sindicalistas, elementos golpistas y sus aliados del Partido Popular y Mitchel Doens.
Este frente no logró captar la simpatía de la población por lo que se ahogaron sus pretensiones golpistas hasta quedar sin plataforma política que le sirviera para participar en la campaña electoral del 2014.
Juan Carlos Varela termina su larga carrera política con la frustración de no haber sido presidente de la república, siendo objeto de desconfianza de los políticos y de sus empleados de la empresa vendedora de licor.
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