lunes, 11 de marzo de 2013

OPINIÓN: Una farsa llamada Pacto Ético



CATALINO ROSAS / La Iglesia Católica ha hecho un bien intencionado llamado a los políticos y a los medios de comunicación para que firmen un Pacto Ético que garantice una campaña electoral pacífica pero los representantes de la oposición están enfermos de odio hacia el actual gobierno y todo lo que le represente.
Este evidente rencor lo han condimentado con constantes ataques a  la administración de Ricardo Martinelli, en contubernio con las corporaciones mediáticas que, con saña y premeditada malevolencia, despotrican en todos sus noticieros contra las acciones gubernamentales.
Sí, es bueno firmar un pacto ético pero también es bueno que el pueblo panameño sepa quiénes aspiran a ocupar la silla presidencial y que esconden detrás de sus ambiciones.
Los opositores pretenden olvidar sus historias y los negocios oscuros que han realizado en el pasado con anteriores gobiernos, que solo a ellos y sus allegados favorecieron sin importarles el país.
Ahora pretenden volver al poder pero la ciudadanía ya está consciente de su mal proceder, de su mezquindad y sus ansias de acaparar todos los privilegios posibles, detrás de supuestas buenas intenciones. La prueba está en que ni sus propios partidos ni sus correligionarios le hacen caso a las primarias que se avecinan, siendo la indiferencia la nota característica de estas actividades que deberían ser una fiesta democrática de gran participación cívica.
No podemos dejar de recordar las pocas realizaciones de los anteriores gobiernos y los que ahora pretenden acceder al poder, sus escasas obras de infraestructuras y el magro crecimiento económico; también recordamos que nunca cumplieron sus promesas de campaña, lo que fue castigado por sus propios copartidarios en elecciones posteriores.
Hoy pretenden presentarse una vez más ante el electorado con su cara lavada para decirle al pueblo que son la solución a los problemas que les aquejan pero que, en su momento prefirieron ignorar. No se han dado por enterados que la gente ya no cree en ellos ni en sus cantos de sirena y menos si se comparan con un gobierno productivo como el actual que está demostrando su capacidad y liderazgo.
Incluso, dentro de partidos como el Panameñista, su presidenta vitalicia, Mireya Moscoso ha dicho en reiteradas ocasiones que no participará en las primarias por considerarlas amañadas con un solo candidato que ha manipulado el proceso a su conveniencia, evitando la participación de otros copartidarios que representen algún tipo de desventaja para su propuesta, a pesar de que existen otras corrientes que día a día se refuerzan para buscar el reemplazo de la actual dirigencia, por su mala conducción y el aislamiento al que ha sometido a las bases.
*  El autor es abogado y político

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