lunes, 12 de noviembre de 2012

El control de precios y sus consecuencias en el mercado

La idea de regular los precios de los alimentos ha surgido otra vez, pero los expertos dicen que la experiencia demuestra sus efectos nocivos



La Prensa - El control de precios ha demostrado ser una política nefasta para una economía; no obstante, la simplicidad e imprecisión de su argumento provoca que disfrute de una constante resurrección como una popular política.

De hecho, las consecuencias directas de esta medida han demostrado eliminar cualquier beneficio que pudo haber motivado su implementación original.

En días recientes, el vicepresidente y aspirante presidencial, Juan Carlos Varela, indicó que apoyaba la regulación de precios de forma provisional.

Haré lo que sea necesario y apoyaré la implementación de medidas de control de precios de emergencia en alimentos básicos”, indicó Varela.

Aunque la regulación de precios es considerada por una amplia mayoría de economistas como una reliquia del pensamiento económico, a la par del mercantilismo del siglo XVIII y la teoría del valor-trabajo, hay que resumir un análisis de esta medida debido a su potencial político actual.

LAS CONSECUENCIAS DEL CONTROL DE PRECIOS
Una regla importante en el estudio de políticas públicas es juzgar el beneficio de una medida con base en sus resultados empíricos, no la popularidad que la medida pueda disfrutar.

El control de precios, en palabras sencillas, regula el precio al cual un vendedor puede ofertar sus bienes, usualmente mediante un máximo establecido por la autoridad competente.

Esto genera una distorsión fuerte en el balance de las fuerzas de oferta y demanda que siempre operan en un mercado, aunque exista una intervención gubernamental.

Según el economista Guillermo Chapman, exministro de Economía y Finanzas, “se ponen niveles de precios que no garantizan una rentabilidad atractiva; por lo tanto, los inversionistas no entran en el mercado, hay menos participantes y no hay nuevos productos”.

Para Chapman, sugerir la utilización de controles de precio demuestra una “falta de conocimiento de cómo funciona una economía de mercado”.

Para el exministro, este tipo de distorsiones puede causar el surgimiento de “oligopolios, ya que no existen mecanismos para asegurar la competencia”.

“La experiencia en Panamá y en otros países con el control de precios ha generado los mismos resultados: escasez de productos y ganancias generosas a los pocos que participan en el mercado”, indica el economista.

Adicionalmente, la escasez generada por el control de precios da cabida al surgimiento de mercados paralelos o negros.

Para Chapman, el caso de Venezuela es ejemplar. Los ciudadanos de escasos recursos deben pagar en horas de espera en filas por los productos cuyos precios han sido controlados, mientras que los ciudadanos con mayor poder adquisitivo obtienen rápidamente los productos en mercados paralelos o negros.

Chapman concluye: “La idea de controlar precios es popularmente atractiva, y entiendo que un político que no conoce de esto piense que es útil, pero sugerirla es una gran irresponsabilidad”.

POSIBLES ALTERNATIVAS A LA REGULACIÓN DIRECTA
Por su parte, y consultado desde un punto de vista técnico, Pedro Meilán, administrador general de la Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia (Acodeco), indica que si bien la Constitución otorga al Gobierno la facultad de regular precios, la experiencia histórica con esta medida no ha sido favorable, por lo cual la política “no es recomendable”.

Según Meilán, la problemática económica del control de precios es que “desincentiva el comercio y genera una escasez, tanto de agentes económicos como de productos”.

Coincidiendo con Chapman, el administrador general de la Acodeco indica que la regulación de precios usualmente conlleva la generación de mercados negros.

Además, la regulación de precios va en contra de la participación de Panamá en la Organización Mundial de Comercio y la suscripción reciente de varios tratados de comercio abierto con diferentes países, entre ellos Estados Unidos.

Para Meilán, una política más factible es la creación de mercados periféricos, por ejemplo, en San Miguelito.

La apertura de nuevas plazas estimularía el comercio y la competencia, y podría causar una reducción en el precio de los alimentos.

LECCIONES DEL PRESENTE Y DEL PASADO
El control de precios es una política popular en regímenes con tendencias a la planificación social, y se ha visto su implementación tanto en Argentina como en Venezuela, países donde existen amplios mercados negros.

Por ejemplo, en Argentina existe el control del precio de productos de consumo popular. Esto ha generado un desabastecimiento masivo en el aceite, la yerba mate, el café y los cereales.

De hecho, muchas veces los habitantes de pueblos fronterizos de Argentina deben cruzar a Paraguay para obtener marcas argentinas de aceite, escasas en su propio país por la regulación de precios.

Un análisis de la historia refleja la certeza con la cual se puede concluir la ineficiencia de una política de regulación de precios.

En 1947 se desarrolló un plan para la recuperación económica de países europeos, luego de la terrible devastación que sufrieron en la Segunda Guerra Mundial.

Este esquema, popularmente conocido como el plan Marshall, adoptó muchas de las ideas económicas que imperaban en Estados Unidos debido a la guerra, como el control de precios.

Esta medida resultó un fracaso en Alemania, generando una multiplicidad de mercados negros y drenando recursos estatales para combatir la irregularidad.
El ministro de Economía de Alemania en ese entonces, Ludwig Erhard, abolió de forma radical y completa el control de precios, en contra de las recomendaciones de los analistas estadounidenses y alemanes.

La medida resultó, ya que la eliminación de la regulación de precios permitió un funcionamiento adecuado del mecanismo de costos para transmitir información de mercado.

En poco tiempo, la economía alemana se encontraba en recuperación y las políticas de Erhard llevaron a lo que hoy se conoce como el “milagro económico alemán”.

El ganador del premio Nobel, Milton Friedman, establece adecuadamente la lección aprendida, indicando que una de las pocas cosas que los economistas saben con certeza es cómo crear una escasez de bienes, y esto se logra mediante una regulación de precios.

Es decir, tanto la teoría como la historia indican el peligro de esta medida en una economía de libre mercado.

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