sábado, 10 de noviembre de 2012

EDITORIAL: Los intereses detrás de la conjura en Colón



La Opinión Panamá Las intenciones de los agentes del poder económico de la dictadura quedaron al descubierto al crear las condiciones para el rechazo de la ley 72, que dotaba de recursos a Colón para salir de la pobreza, con un plan de desarrollo programado a diez años y una inversión de cientos de millones de dólares.
Por su parte, los medios televisivos cubrieron los sucesos ocurridos en Panamá y Colón, tal como en su momento lo hicieron con Changuinola y San Félix, con un evidente propósito de estimular la violencia y no de cumplir un propósito informativo.
A esta conjura se unieron los partidos opositores y los grupos que se autodenominan “frentes”, “movimientos” y “sociedad civil” que también forman parte de la confabulación para entorpecer los programas del gobierno.
En esta oportunidad, contra un proyecto debidamente difundido al país por ministros y viceministros, se reveló el componente, hasta ahora desconocido,  del derrocamiento de Ricardo Martinelli por los agentes del poder económico, que recurrieron a las tropas de choque del SUNTRACS,  para provocar violentas acciones, saqueo y vandalismo.
De no haber intervenido el SUNTRACS, el proyecto de ley de modernización de la Zona Libre hubiera seguido su curso y Colón habría logrado encaminarse por la senda del desarrollo.
La conspiración pasaba a su última etapa con el llamado al golpe de Estado por conocidos testaferros de la dictadura como Mitchel Doens, quien no se inmutó al hablar de trastocar el orden constitucional. Curiosamente, una glosa del diario Panamá América revelaba un inusual movimiento de fondos hacia los bancos de Colón.
Quienes buscan convertirse en los principales servidores del poder económico, que pretende establecer paralelismo con el gobierno al momento de decidir la suerte del país, son los diputados varelistas, desesperados por lograr espacios de influencia.

Entrega del poder económico a la oligarquía
La sedición permitió recordar cuando se da el golpe de Estado en 1968 y Omar Torrijos asume el poder, con la oligarquía a su disposición para no perder su poder económico.
Torrijos los conocía muy bien y dijo que les había quitado el poder político pero les dejaba el económico, lo que permitió una sólida relación con la dictadura. De esa época es el caso de la Corporación Financiera Nacional (COFINA), entidad saqueada por los ahora millonarios.
De esta relación con Torrijos surgió una segunda generación de oligarcas, rebosante de dinero que les permitió formar poderosos bloques económicos.
Torrijos adquirió medios de comunicación para propagar su filosofía de gobierno, para lo cual también fundó el Partido Revolucionario Democrático (PRD).  Sin embargo, su muerte no le permitió consolidar su proyecto, aunque el Canal 13, la frecuencia escogida para esos propósitos, salió al aire poco tiempo después de su desaparición. En aquel tiempo, el secretario general del PRD y canciller de la república era Nicolás González Revilla, actual propietario de la televisora.
Miembros veteranos del PRD manifestaron que surgió un conflicto con González Revilla al nombrarse a su primo Ernesto Pérez Balladares en el gobierno. Entonces Torrijos designó a González Revilla como futuro director del canal de televisión.
De allí también surgió un grupo de abogados de las más importantes firmas del país, que determinaba quiénes serían los magistrados de la Corte Suprema y que también se vincularon a los medios.
Sobre la situación de Colón se preguntaba el historiador Jorge Conte Porras, “¿por qué la provincia que más aportaba al fisco nacional entre 1912 y 1940, por su extraordinario movimiento comercial mostró una impresionante caída?”
En aquella época, Colón era un importante productor y exportador de bananos, cocos, tagua y goma, según destaca en sus libros el historiador.
Esto contrasta con las opiniones de los políticos que señalan una imagen diferente del colonense, prejuiciosa y con una clara tendencia negativa
En la actualidad, Colón aporta el 30% del movimiento económico del país, a través de las actividades canaleras, portuarias, bancarias, turísticas y de la zona franca.

El Contrabando se hacía desde Colón
No obstante, la Segunda Guerra Mundial significó un retroceso para Colón que pronto se vio copada por bares, casas de cita, contrabandistas de mercancía, licor y cigarrillos que lograron amasar grandes fortunas, según un ensayo del periodista e investigador Ramón Francisco Castellanos.
 “El contrabando de cigarrillos y licor se realizaba desde los muelles de Cristóbal, mucho antes de la creación de la Zona Libre. Cuando atracaba un barco, al muelle llegaban los traficantes de estos productos, agrega Castellanos.
Si bien la Zona Libre de Colón, creada por el Decreto Ley No.18 del 17 de junio de 1948, comenzó a funcionar en 1950 con el propósito de rescatar de la depresión económica que dejó la finalización de la Segunda Guerra Mundial, también es cierto que pretendía controlar el contrabando y evitar la evasión fiscal.
Los ricos ligados a los gobiernos tienen la tendencia a evadir el pago de tributaciones por lo que, al asumir la presidencia, el general Remón Cantera, a principios de la década de los cincuenta del siglo pasado,  creó un documento de Paz y Salvo como medida para obligar el pago de impuestos al momento de salir del país.
Desde el inicio de operaciones,  la Zona Libre tuvo choques con la Cámara de Comercio de Colón, lo que provocó la salida de influyentes familias, como los Motta, refiere Castellanos.
Es por eso que los propietarios del centro de la ciudad colonense dejaron abandonados sus inmuebles hasta el día de hoy y los intereses de la Cámara de Comercio de esa provincia persistieron en la propuesta de preservar el “Puerto Libre”.
Recordemos que mediante la Ley 22 del 23 de junio de 1977, el entonces presidente de la dictadura, Demetrio Lakas, reformó la norma que regía esta zona comercial para que sus usuarios pudieran vender las instalaciones sobre las tierras en que estaban asentadas.
La conspiración en Colón, seguirá adelante con sus planes golpistas porque ha comprendido que enfrentan a un presidente como Ricardo Martinelli que ha destinado los recursos del Estado a favor de los pobres y cerró las puertas a los acostumbrados negociados de estos personajes que ahora pretenden socavar la institucionalidad del país.
El pueblo panameño sabe quiénes son los que buscan la violencia y el sufrimiento del pueblo y recompensará al gobierno del cambio con la continuidad porque ha sabido comprender sus necesidades y les ha dado soluciones.
El poder de los privilegiados
La invasión militar de 1989 desmanteló el totalitarismo pero permitió la supervivencia de los agentes del poder económico que, en algún momento pretendieron servir de apoyo a Omar Torrijos en sus intenciones de fomentar la apertura democrática, siempre con ellos en los puestos claves de la administración del Estado.
Con el presidente Martinelli, ha comenzado a declinar el poder de estos privilegiados, cuyos días finalizarán en mayo de 2014, cuando el pueblo emita su voto a favor de la continuidad del cambio.
A medida que se aproxime el 2014, seguirán las conspiraciones, porque el poder económico es consciente que no podrá seguir enriqueciéndose a costas del pueblo. Lo ocurrido en Colón y en la ciudad de Panamá ha demostrado que sus intereses siguen siendo los mismos.
Podemos concluir que mientras los militares asesinaban, desaparecían y exiliaban como dueños absolutos de Panamá, el poder económico, incrementaba su fortuna sin importarle en absoluto la suerte de nadie, mucho menos de los colonenses.

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