Lo medular de las reformas al Código Electoral, iniciativa presentada por las bancadas aliadas del Partido Revolucionario Democrático (PRD) y Partido Panameñista, es que cuando se impugnen los resultados electorales, se entreguen las credenciales, sin necesidad de nuevos comicios, al candidato que llegó de segundo lugar, y sobre los cuales no existe ninguna denuncia o sospecha de incurrir en alguna falta o delito.
Esta propuesta no nace de la Comisión de Reformas Electorales, que debe reunirse después de cada comicio, sino de los propios diputados; sin embargo, no hace falta un análisis exhaustivo para darse cuenta de que tal iniciativa tiene un trasfondo sectario y electorero, ya que busca favorecer los intereses del propio PRD y panameñismo.
Tal iniciativa, en medio del proceso electoral, que por ley aún está abierto, es una soberana inmoralidad y sinvergüenzura hecha para favorecer a los perredistas y panameñistas.
No se pueden cambiar las reglas del juego, cuando el torneo aun no concluye, no se puede jugar con las cartas marcadas, ya que el partido tendría un ganador predeterminado. La ciudadanía debe de estar alerta a este burdo intento de golpe a la institucionalidad democrática, de manos de quienes son los primeros llamados a defenderla.
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