Al finalizar el año de 2012 el poder económico continuó, junto a sus aliados, los partidos de oposición, la llamada sociedad civil y los medios de comunicación, buscando ocasión para crear inestabilidad a través de movimientos que no lograron sus propósitos, pero distorsionando la imagen de Panamá a nivel internacional.
Su última acción fue un cuento sobre el mundo de valores, en el que intentaron vincular al presidente en actividades mineras, como el caso de la canadiense Petaquilla, cuya estructura no permite intervenciones de ningún tipo.
Esta actividad cuenta con 220 millones de acciones emitidas y en circulación, con cerca cuatro mil tenedores de acciones distribuidos en cuatro continentes. Las acciones de esta empresa no se comercializan en Panamá sino en mercados de valores de Toronto, Nueva York y Francfort.
Los panameños ya no hacen caso a las historietas de pasquines del diario de la 12 de Octubre y de su combo que se dedican, por asuntos personales, a atacar al gobierno para frenar o extorsionar a la política fiscal, todo esto porque han tenido que pagar unos mil millones de dólares en impuestos que nunca habían siquiera declarado.
Pero la fortaleza de este gobierno está en sus obras, como el Metro de Panamá y su agenda social que mantiene la paz en el país y lejos de las constantes conspiraciones del poder económico.
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