miércoles, 27 de junio de 2012

Cuestionan imparcialidad y objetividad de ´La Prensa´

InicioDurante todos estos años que he sido accionista fundador de La Prensa, en muchas ocasiones me he sentido orgulloso de la función que se ha cumplido. Hoy no fue uno de esos días. La objetividad e imparcialidad parece haberse perdido en todo lo relacionado con el presidente Ricardo Martinelli.
Pocas veces se ve a un Presidente, no importa de qué partido, reconocer públicamente que no se manejaron bien las cosas y retroceder en una decisión que obviamente traerá paz y estabilidad a nuestro país y pedir la cooperación de todos por el bien de Panamá. 
Pero, en lugar de reconocer esto, la mayor noticia de hoy es que el próximo año el presupuesto será muy alto, con la obvia intención de no dar tregua en la campaña mediática contra el Gobierno actual.
Objetividad e imparcialidad pasan por reconocer con la misma prominencia los éxitos y fracasos del Gobierno.
En mis 50 años como mayor de edad, no recuerdo Gobierno alguno que haya logrado tantas cosas para nuestro país al lograr pleno empleo, implementar una enorme cantidad de programas sociales para EL PUEBLO, como 100 a los 70, Beca Universal, programa de construcción y subsidio de viviendas, computadoras e internet para estudiantes, Ángel Guardián, y construcción de infraestructuras que llevarán a nuestro país a ser el más moderno de América Latina y muchos otros que se me escapan, ya que al no ser político ni militante de ningún partido, quizás no estoy al tanto de todo.
Pero los errores y fallos también son grandes, como ustedes lo recuerdan todos los días, pero es que el único que no se equivoca es quien no hace nada.
Los políticos tradicionales están dolidos porque Martinelli les ha conseguido apoyo entre los legisladores, ¿o es que creemos que esto lo inventó Martinelli? Los sindicatos que, con algunas valiosas excepciones son dirigidos por sanguijuelas profesionales que viven del trabajo ajeno, están contra el Gobierno porque amenazó sus ingresos al proponer la eliminación de obligatoriedad de la cuota sindical.
Gastamos páginas de nuestro periódico en señalar supuestos negociados de personas relacionadas con el Gobierno, sabiendo que no tienen pruebas de nada punible, quizás de uso de información y contactos, lo que en nuestro país parece que no está tipificado como delito o, al menos, no hay cómo perseguir.
A todos nosotros deben juzgarnos en la gran balanza de la vida, donde se coloquen nuestros aciertos y errores, que TODOS los tenemos, y el que más hace más se equivoca, y estoy seguro de que el presidente Martinelli pasa con creces ese examen mucho mejor que los últimos presidentes.
La Prensa debe estar atenta a denunciar los desmanes y errores de este y todos los gobiernos, pero manteniendo la objetividad; quizás es el momento de poner a otra persona menos parcializada en la decisión diaria de qué se publica en nuestro periódico.

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