- 7 mil jóvenes entre los 14 a 25 años han sido contabilizados como pandilleros.
Cifras
- 250 pandillas operan en Panamá, muchas de ellas están funcionando como células.
- 2 pandillas grandes como Bagdad y Calor-Calor surgen en el centro de la ciudad y en San Miguelito.
Claves
- Advertencia
- Hace un año la procuradora general de la nación advirtió la necesidad de incrementar los recursos del Ministerio Público para atender el grave problema de las pandillas.
- Crecimiento
- En cinco años, el número de pandilleros creció 6,000 integrantes, quienes se dedican a la venta de drogas, asaltos, custodia de la droga y sicariato.
- Estructura
- Panamá está operando a través de la asociación de pandillas para la creación de grandes bloques, en estos momentos en el país hay dos grupos grandes. Bagdad y Calor Calor, que se disputan el control.
Los pandilleros criollos han transformado su modus operandi, ya no funcionan como pequeños grupos dedicados a la venta de drogas y al robo, ahora sus tentáculos de poder son parecidos a los grupos organizados que recientemente se han instalado en países como Colombia y México.
Sus cabecillas usan saco y corbata para cuadrar sus negocios, ya no viven en los barrios, sino en barriadas exclusivas y frecuentan centros comerciales y restaurantes de un alto poder adquisitivo.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) confirma que la forma como operan las pandillas en Panamá se parece a una nueva corriente dentro del crimen organizado que se le conoce como la Oficina de Cobro.
Se trata de una nueva figura que se ha adherido a las redes del crimen transnacional para mover droga, armas, dinero sucio y hasta para la trata de personas.
En las experiencias de México y Colombia existen dos modelos de oficinas de cobros, unas funcionan como intermediarios entre las pandillas y los grupos organizados transnacionales, por lo regular se trata de personas influyentes que tienen la capacidad de pagar coimas para permitir la entrada de contenedores cargados de drogas a través de los puertos.
Estos grupos también contratan a sicarios para asesinar o cometer secuestros.
Según los informes de inteligencia, este modelo está siendo reemplazado y son los mismos cabecillas de las pandillas los que hacen las veces de la oficina de cobro y utilizan a sus células que operan en todo el país para brindar los servicios de todo tipo de crímenes.
El estudio de los organismos internacionales indica que este último modelo de las oficinas de cobro es el que ha prevalecido.
Origen
Este modelo criminal surgió en Nigeria y, posteriormente fue aplicado en Europa, para luego ser copiado en el hemisferio americano, según investigaciones llevadas a cabo por la UNODC.
Las oficinas de cobro no necesitan tener una estructura física, pueden operar hasta en las celdas de las cárceles; solo se requiere de una computadora portátil y un teléfono inteligente para recibir los contactos de las bandas criminales, que solicitan el servicio.
Lo planteado por la UNODC se evidenció ayer cuando dentro de las celdas se encontró esta tecnología en manos de los privados de libertad.
El viaje millonario
Estas organizaciones criminales también han podido transformar sus actividades criminales para burlar el incremento de las penas en algunos delitos, como es el caso del secuestro.
Ahora realizan secuestro de corto tiempo para que la sanción penal sea por robo o privación de libertad, en el evento de que sean detenidos.
Publicaciones en medios norteamericanos dan cuenta de que a estos tipos de secuestro se les conoce como el viaje millonario o secuestro exprés, en el que las víctimas son llevadas en autos a recorrer cajero por cajero hasta dejarles las cuentas bancarias vacías.
Otro tipo de secuestro de más largo tiempo, pero que puede considerarse como privación de libertad es el de 72 horas, con el que buscan despojar a las víctimas de todos sus bienes por medio de mecanismos de coacción y violencia.
Plataforma del crimen
El estudio de la UNODC destaca que Panamá es una plataforma de acción del crimen organizado y es a través de las pandillas que se moviliza internamente grandes cantidades de droga, millonarias sumas de dinero y hasta cargamentos de armas de grueso calibre.
La situación es tan grave, que desde los más altos niveles en los Estados Unidos han volteado la mirada hacia Panamá.
Recientemente, el secretario de Estado Adjunto contra la Droga, William R. Brownfield, estuvo en Panamá en una gira para promover la cooperación internacional en la lucha contra el narcotráfico.
Según el alto funcionario del Gobierno estadounidense, están observando que las pandillas en Panamá evolucionan a tal punto que pudieran llamarse grupos criminales.
Reconoce que este crecimiento de las pandillas es producto del auge económico que experimenta el país con el desarrollo del sistema bancario, los puertos y el Canal de Panamá.
“El problema de las pandillas es creciente y, sin duda alguna, incluye a nuestro país”, dijo Brownfield, al argumentar que hay una presencia marcada de las maras que operan en los Estados Unidos.
Es precisamente por esa vía que se inicia la red del tráfico de armas hasta Panamá y Colombia.
Armas de grueso calibre son transportadas de los Estados Unidos a las maras mexicanas, que luego las movilizan por toda Centroamérica y llegan a Panamá a través de bandas organizadas que se han instalado en Costa Rica.
En la Fiscalía Especializada contra la Delincuencia Organizada no se descarta que por esta ruta se estén movilizando armas de grueso calibre, sin embargo, lo que se ha podido confirmar es sobre la presencia de grupos criminales de Costa Rica que se movilizan en actividades ilegales en conjunto con panameños.
El comisionado Feliciano Benítez, del Batallón Occidental del Senafront, (frontera entre Panamá y Chiriquí), asegura que en su experiencia se ha encontrado con casos de decomiso de fuertes sumas de dinero en poder de parejas conformadas por ticos y panameños.
Las armas
Las pandillas, igualmente, tienen la capacidad de obtener armamentos sofisticados como fusiles de guerra, escopetas de alto poder y pistolas con capacidad de lanzar balas expansivas.
Estos armamentos son suministrados a las células en los barrios para que custodien la droga que se queda en el país y sea distribuida en la venta al detal, además para que sus miembros se defiendan en los barrios o cometan atentados, con el propósito de expandir su territorio.
El excomisionado Mauricio Nelson confirma que cuando fue jefe de la Zona de Policía en Colón, logró desarticular una célula de las pandillas que se dedicaba a la extorsión.
Mientras, en la Fiscalía contra la Delincuencia Organizada se han realizado este año unas catorce investigaciones relacionadas con las pandillas.
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