viernes, 9 de mayo de 2014

POLÍTICA: Discurso de Pinilla busca su reelección, según juristas

El magistrado del Tribunal Electoral (TE) Erasmo Pinilla volvió a echar mano del librito que lo ha mantenido por casi 2 décadas en el cargo, ahora con un discurso moralista, totalmente alejado de sus funciones constitucionales, según representantes de diversos sectores.



  • 18 años lleva Erasmo Pinilla en el Tribunal Electoral como magistrado.
‘Asistimos a un circo’, opina el 
constitucionalista Silvio Guerra
  • El moralista discurso de Pinilla buscaba congraciarse con el auditorio. El jurista Silvio Guerra recordó que los magistrados del Tribunal Electoral no están para aplaudir o criticar, sino simplemente para reconocer el triunfo del ganador. “El problema de esta democracia débil es que parece que asistimos a un circo en el que mientras más sonreímos y aplaudimos, más agradamos al actor del circo”, denunció Guerra.
El magistrado del Tribunal Electoral (TE) Erasmo Pinilla volvió a echar mano del librito que lo ha mantenido por casi 2 décadas en el cargo, ahora con un discurso moralista, totalmente alejado de sus funciones constitucionales, según representantes de diversos sectores.
En la agenda electoral la noche de este 7 de mayo era el momento para la proclamación del presidente electo, Juan Carlos Varela; pero Pinilla no desperdició la oportunidad para convertirla también en la noche que se ofrecía como la ficha indicada para “garantizar la independencia del TE” y ser parte de “la mayoría de las fuerzas políticas”.
¿Es esa realmente la función del juez?
“Por supuesto que no -aclaró el abogado Silvio Guerra-, el Tribunal Electoral debe tener bien claros los aspectos objetivos de la función y misión electoral”.
Guerra agregó: “Ningún magistrado del Tribunal Electoral está para aplaudir o perjudicar Gobiernos o presidentes recién electos. Están simple y sencillamente para reconocer, desde la perspectiva electoral, el triunfo de quien ha vencido voto a voto en las urnas”.
Para el reconocido jurista lo más peligroso de estas lamentables actuaciones es que “sus apreciaciones personales e interpretaciones subjetivas pueden terminar dando al traste con la misión objetiva, cuando a lo mucho meras y sencillas felicitaciones podrían tolerarse”.
Por ende, a Guerra también le resulta muy sospechosas las reales intenciones que podría haber tenido el discurso de aprobación de Pinilla. “Tan así es que el presidente electo le dijo (a Pinilla) -palabras más o palabras menos- usted va a ser reelegido en el cargo”, expresó.
Fumigar
El también constitucionalista Miguel Antonio Bernal coincide en que Erasmo Pinilla tomó partido al intentar ser vocero -no autorizado- de otros. “Resumió el sentir de la mayoría que no tiene tribuna”, dijo Bernal, en alusión al espíritu del sonado discurso.
Para Bernal el discurso merece aplausos, “sobre todo cuando invita a los panameños a fumigar el cúmulo de basura cívica”.
El símil de limpiar la casa, con alusiones directas a “las escobas justicieras de sus aliados (el Partido Popular)”, fue tal vez el clímax que buscaba el magistrado Pinilla.
Interrumpido por la ovación, Erasmo Pinilla no pudo ya mantener su rostro frío de paladín... Hizo una pausa, y devolvió una sonrisa de gratitud a la audiencia. Luego manifestó su profundo deseo de que nuestra democracia “deje de ser la mentira retórica encerrada en un vocablo”.
Y remató dirigiéndose al presidente electo para que “empiece a ser, de verdad, el gobierno del pueblo”.
El analista político Ernesto Cedeño lo resume así: “Son una lástima estos comentarios parcializados,
“Él solo sabrá si esa es su intención, pero al escucharlo y verlo (a Pinilla) a mí también me transmitió que su intención era buscar un lugar más allá de la finalización de su periodo”.
“El señor Pinilla, vestido con los colores del Partido Arnulfista (morado) en su discurso de barricada, aprovechó la ocasión para solicitar diez años más como miembro del Tribunal Electoral”, aseguró Mayín Correa, gobernadora de la provincia de Panamá.
Erasmo Pinilla ha sabido sortear el paso de los años, y desde 1996 se ha acomodado a los tiempos, que ahora soplan de lila.
“En respuesta a los servicios prestados a la oposición, en el último proceso electoral, el presidente electo inmediatamente le aseguró 10 años más en dicha posición”, consideró Mayín Correa.
Y en vez de hablar como lo debe hacer un magistrado, “buscó aplausos de quienes favoreció para llegar al poder. Ratificó lo parcializado que estuvo durante todo el proceso electoral”, concluyó Correa.
Al final no solo logró el reconocimiento público por parte de Juan Carlos Varela, sino también de la vicepresidenta electa, Isabel De Saint Malo, quien lo describió así: “Valiente, inmenso, fantástico que alguien se atreva a esta altura de la historia a dar un discurso de este tipo”.
Ahora bien, su éxito mediático -transmitido en cadena nacional- partió por enviar un mensaje de aprobación al resultado que arrojaron las urnas, además de arremeter contra la actual administración (incluida la Asamblea Nacional). Por supuesto que fue vitoreado por el tipo de público que se dio cita en el Teatro Anayansi.
Pero con 18 años de experiencia, con seguridad el hoy magistrado presidente del Tribunal Electoral, conoce - o debe conocer- su rol como juez electoral e imparcial.
En este sentido, asombra que a penas en el tercer párrafo de su discurso de 5 páginas el propio Erasmo Pinilla haya hecho docencia al público en este tono: “Es mi deber como juez electoral resaltar la lección que debemos aprender todos”.
 Las citas moralistas de un discurso con sospechoso doble fondo
Proverbios y frases célebres matizaron el discurso de Pinilla.
“Más vale el buen nombre que las muchas riquezas”. Y “Decir al justo que le irá bien, porque comerá del fruto de sus manos”, son algunas de las citas bíblicas que utilizó el magistrado Pinilla en un discurso que se supone que debió ser austero, formal y de reconocimiento de los resultados de una elección.
“Desde la perspectiva ética y moral, el discurso me parece bueno. Pero los magistrados no están para incursionar ni en la moral ni en la ética, sino en la objetividad de la Ley Electoral”, explicó el experimentado abogado Silvio Guerra.
El jurista llega a una conclusión muy lógica: “El presidente de un Tribunal Electoral pronunció un discurso plagado de mensajes morales, destinados a solicitar en alguna medida favores del nuevo gobierno. Y eso trastoca la imparcialidad y objetividad”.
En este sentido, la parte media de su discurso, pronunciado en el solemne acto de proclamación del presidente electo Juan Carlos Varela, Pinilla hace una relación presidente-magistrado.
“Señor presidente electo -dijo Pinilla mirando directo a Varela- en nombre de la Patria y con plena confianza de su buena estirpe, en la certeza de que su origen campesino -como el mío- nos obliga a actuar con rectitud e hidalguía, y con el honor personal de acatar la orgullosa honorabilidad de nuestros ancestros”.
El trabajo irregular estaba hecho. Cuando el presidente electo Juan Carlos Varela tomó la palabra, se mostró locuaz y centrado, advirtiendo que la campaña política era asunto del pasado, y concentrándose a hablar del futuro próximo, como era lo que aplicaba para el caso.
No sin antes agradecer a Pinilla por “la buena explicación de cómo fueron estas elecciones”.
El jugoso negocio de ser juez electoral
Los magistrados perciben un salario de $10,000 mensuales, fuera de prestaciones y otros beneficios que, en el caso de Erasmo Pinilla, se han extendido hasta la utilización de equipo estatal para actividades personales y decenas de nombramientos a familiares cercanos.
Pinilla ya lleva 18 años en el cargo, y en el ocaso de su periodo podría volver a tomar alas como magistrado del TE, si logra el favor de la nueva administración.
Pinilla dijo que no estará más, pero Varela le ripostó: “Seguro que sí estará”.
Pinilla, en opinión de Mayín Correa, “va por el camino de completar 30 años como magistrado, convirtiéndose en el segundo funcionario público que más dinero ha devengado del Estado panameño (el primero es el magistrado Valdés, que en 30 años ha devengado 3,600,000.00).”

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