El país nunca ha vivido tanto simplismo político, con una oposición que no es capaz de contrarrestar la propuesta que presenta el gobierno, cuyos resultados durante la actual gestión hablan por sí solos.
Esa oposición está conformada por los dos partidos que acostumbraban a intercambiarse el poder cada cinco años y que ahora, es incapaz de formular un plan de gobierno que convenza al electorado de favorecerlo con el voto en mayo de 2014.
El pueblo se ha dado cuenta que cuando ejercieron el poder, simplemente no hicieron nada y se dedicaron a proteger sus intereses personales y económicos.
No ha podido la oposición encontrar nada que sea capaz de superar a la doctrina desarrollista social del gobierno que ha hecho crecer y desarrollar al país.
Solo tienen dos opciones: Reconocer que no les queda más que aplaudir las ejecuciones del gobierno de Ricardo Martinelli o enfrentarlo con diatribas para denigrarlo y buscar el poder con un discurso vacío.
El país emplaza a los políticos tradicionales que conforman la oposición para que, de una vez por todas, digan si son capaces de hacer un gobierno como actual o reconozcan su incapacidad.
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