En Panamá, las autoridades guardan silencio sobre el proyecto de interconexión eléctrica con Colombia, calculado en 450 millones de dólares. La razón es que se estaría autorizando la apertura del tapón de Darién a través de la instalación de una línea de transmisión eléctrica que conectará a ambos país.
El proyecto data de 2001, pero ninguno de los gobiernos anteriores se atrevió a poner en riesgo la barrera natural que separa a Panamá con Colombia. Para el país suramericano, se trata de un plan de negocios para poder vender energía a Panamá y Centroamérica.
El pasado 25 de julio, los presidentes Juan Manuel Santos y Juan Carlos Varela acordaron reactivar el proyecto que se busca esté operando en 2018.
Hasta ese punto se dio información en Panamá. Pero en Colombia ya está todo definido: programa de financiamiento, estudios ambientales, participación de cada país y lo más sensitivo, el recorrido de la línea de transmisión por el tapón de Darién.
El consorcio Interconexión Colombia Panamá (ICP) brindó detalles del proyecto. Se trata de la construcción de una línea de transmisión de 400 megavatios y 600 kilómetros de recorrido, 340 kilómetros en Colombia, 260 en Panamá. “Línea que partirá desde la subestación de Cerromatoso (Córdoba) hasta la subestación de Panamá II, en la provincia panameña de Darién”.
El consorcio ICP lo integran Interconexión Eléctrica (ISA) en la parte colombiana y la Empresa de Transmisión Eléctrica (Etesa) de Panamá, que aportarán el 50% del valor del proyecto cada uno.
De acuerdo con algunos informes, la inversión prevista será de aproximadamente 450 millones de dólares y el potencial de exportación de energía desde Colombia hacia Panamá se calcula que puede alcanzar 250 millones de dólares al año.
ndrés Villegas, gerente de ICP, detalló que el valor final de la inversión será resultado de los estudios de diseño en ejecución, que la cifra (450 millones) se ha estimado hasta ahora de manera preliminar.
Agregó que como resultado del modelo económico se encuentra una financiación cercana al 60% del valor del proyecto, lo cual implica que los aportes de capital de los accionistas (ISA y Etesa) serían inferiores a $100 millones (cada uno), lo que deberán desembolsar en un periodo de 3 años.
Destacó que en Panamá se ha considerado que el corredor a través de la comarca Emberá-Wounaan y cerca de Metetí se alinee con la carretera Panamericana hasta llegar a la ciudad de Panamá.
En el caso de Colombia, el experto señaló que el corredor ambiental propuesto rodea el golfo de Urabá y cruza la frontera a través del municipio de Acandí, sin intervenir el Parque Nacional Natural Los Katios (Colombia) ni el Parque Nacional Darién (Panamá).
En Colombia, el estudio actualizado de Diagnóstico Ambiental de Alternativas –DAA– se encuentra en evaluación por parte de la Anla, y será esta autoridad la que apruebe el corredor ambiental sobre el cual es posible desarrollar el proyecto. Mientras, en Panamá, la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam) se encarga de la viabilidad.
Pero los ambientalistas panameños han empezado a ponerse de acuerdo. Isaías Ramos, técnico del Centro de Incidencia Ambiental de Panamá, señaló que la construcción de la línea de transmisión por vía terrestre implica tácitamente la apertura del tapón del Darién.
“Cuando se construye una línea de interconexión, se tiene que dejar un espacio de servidumbre, cuando esa servidumbre se deje se va hacer básicamente un sistema de carretera que va a pasar de Colombia a Panamá. Lo preocupante de esto es saber si Panamá está en la capacidad de hacer el manejo social que corresponde y el asunto de la seguridad”, señaló Ramos.
Indicó que un proyecto como este requiere de que se construyan campamentos, genera un movimiento de personas y a la vez requiere intervenir y talar árboles en un área sensitiva. Ramos afirmó que la interconexión vía acuática reducía los conflictos sociales que traería el pasar por las comarcas y la tala que implica la instalación de las torres de interconexión.
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