miércoles, 26 de marzo de 2014

HISTORIA: El contrato secreto de Martín Torrijos Parte 2

Un contrato forjado al calor de la amistad

PANAMA EFE - El partido no estaba en el poder. Los caminos dentro del Estado se habían cerrado, tras la victoria de Mireya Moscoso en la última elección presidencial del siglo XX.

Pertenecer al Partido Revolucionario Democrático era un inconveniente. Y ser el hijo del fundador, una cruz aún más pesada.

Pero había que seguir generando ingresos hasta que la tormenta pasara. Y a principios de 2001, Martín Torrijos cambió de rumbo: puso la proa hacia República Dominicana.

En la isla del Caribe, el gobierno del entonces presidente Hipólito Mejía lo recibió con los brazos abiertos. Y la billetera también: firmó, a principios de 2001, un contrato de asesoría con el Estado de República Dominicana.

El secretario de Obras Públicas de ese país, Miguel Vargas Maldonado, despejó el camino para que Torrijos –junto con Ubaldino Real– firmaran el contrato que les aseguraba 300 mil dólares por año, que por la extensión del acuerdo elevó esa cifra a casi un millón de dólares.

a idea era que la dupla "asesorara" a Vargas Maldonado en torno a inversiones, ejecuciones de obras, obtención de préstamos internacionales, y futuras licitaciones de carreteras y puertos.

Para cerrar el círculo y comenzar el trabajo faltaba un detalle: alguien que supiera de obras públicas, puertos y carreteras. El objetivo, justamente, del contrato.

El elegido fue Luis Blanco, el ex ministro de Obras Públicas durante la presidencia de Ernesto Pérez Balladares.
El acuerdo se firmó el 23 de febrero de 2001.

Luego se prorrogó dos veces. La última extensión finalizó el 3 de noviembre de 2004, cuando el poder en Panamá había cambiado: Torrijos ya estaba instalado en el Palacio de las Garzas.

Pero una decisión, ajena a él, lo salvó de ejercer un polémico doble papel.

PANAREDO, LA CLAVE


TRANSICIÓN. El 4 de mayo de 2004 Martín Torrijos ingresó por primera vez al Palacio de las Garzas en calidad de Presidente electo. Luis Blanco ya estaba en su equipo de trabajo.
El contrato se firmó entre la Secretaría de Obras Públicas y el Consorcio Panaredo, integrado por dos empresas: Constructores y Consultores, S.A. (Panamá) y Land & Construction (República Dominicana).

Este diario viajó a la isla y logró acceder al expediente completo del acuerdo: la parte legal, la operativa y la administrativa. Según los documentos, el contrato evadió casi todo lo que se podía evadir: un concurso público, la evaluación técnica, una genuina contraparte local, personal propio y la exigencia de presentar un informe mensual sobre los trabajos realizados. Nada se presentó.

¿Por qué se eligió el contrato de asesoría? La respuesta es confusa.
Real dijo en una entrevista con este diario que Blanco fue quien propuso ese negocio.

Blanco dio vuelta a la moneda: "A mí me invitaron [Real y Torrijos] a participar por mi experiencia", dijo. "A Vargas Maldonado –amplió– lo conocí cuando me llevaron a ejecutar el contrato". La contradicción deja una duda sobre las piezas del negocio: ¿Quién era el peón y quién el rey?

LEJOS, PERO CERCA

Real y Torrijos conocieron a Vargas Maldonado el día que volaron a la isla del Caribe para participar de la asunción de Hipólito Mejía, quien llegó a la Presidencia de la mano del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en 2000.

La amistad prosperó y luego se tradujo en negocios. Y el dúo Torrijos-Real tenía en Panamá una empresa justo para eso: Constructores y Consultores, S.A.

La sociedad, que nació en junio de 1998, pasó a ser controlada por ellos el 30 de septiembre de 1999, según el Registro Público.

Los papeles indican que en esa fecha, Real asumió el cargo de presidente. Completaban la junta directiva: su hermano Eduardo Antonio Real (secretario) y Ana Hilda González (tesorera).

Detrás de los directores, dos personas controlaban la sociedad: Torrijos con el 40% de las acciones –según afirmó en su declaración jurada de 2004– y Real con el restante 60%.

continuará......

No hay comentarios:

Publicar un comentario