Luego del reporte de la Policía Nacional sobre el caso de violencia familiar protagonizado por el dirigente sindical Mariano Mena y sus alusiones a realizar acciones violentas, la llamada sociedad civil y los firmantes del Pacto Ético no se han pronunciado.
Estos grupos se conducen de manera incongruente y cínica al tratar de dar una imagen de neutralidad, actuando con criterios sesgados de que lo positivo es lo que favorece a la dictadura mediática y a los partidos de oposición pero, en cuanto al gobierno se refiere, todo resulta negativo.
Las organizaciones que la integran son capaces de callar y desviar la atención de las acciones cometidas por Mena contra su familia y de sus mal disimulados llamados a la violencia, en vez de condenar tal comportamiento, impropio de alguien que pretende ser líder dentro de la sociedad.
Todavía se recuerda la presencia de las damas de estas mismas organizaciones de la sociedad civil en la Asamblea de Diputados pidiendo la destitución de Liborio García como defensor del Pueblo, bajo la cobertura de los medios de prensa de la oposición.
En esta ocasión “brillan por su ausencia” para censurar la actitud de Mariano Mena, cuando se conocen las elevadas cifras de mujeres agredidas que, en algunos casos han sido asesinadas.
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