LA ESTRELLA - Se va. Se queda. No hay indemnización. Sí la hay. La línea del gobierno sobre el futuro de la concesión de Mi Bus trastabilló ayer en boca del propio presidente Juan Carlos Varela, quien en el intento por apagar la protesta de los operadores del Metrobús desnudó los puntos débiles de su gestión.
Los analistas políticos aseguran que hubo una ‘falta de comunicación’ que muestra las debilidades de los especialistas en manejo de crisis del gobierno. Apenas el viernes, el ministro Milton Henríquez explicaba a los operadores que la salida de la concesionaria (reconoció que sí se iría) no afectaría sus puestos.
Aun así, explica el comentarista Renato Pereira, el presidente ‘abrió el paracaídas y suspendió el salto al vacío iniciado por su ministro’.
Varela cedió: firmó un acuerdo con los trabajadores, en el cual se les garantiza su pago una vez concluyan las negociaciones para la salida del consorcio Fanalca-Felgate Enterprises o Mi Bus.
En el patio de El Chorrillo, sobre las 7:00 a.m. el presidente llegó a un acuerdo con los conductores que permitiría retomar el servicio de transporte. Los invitó a una cita en Presidencia a las 8:00 a.m., que se pospuso para hoy, por la rebelión de los operadores de La Doña.
CARA Y SELLO
‘¡U... u... unidad’, coreaban allá. El canto tuvo resultados: aunque Varela les explicaba qué significa una ‘indemnización’, ellos lo doblegaron. Gol.
El abogado Víctor Martínez justifica las protestas de los operadores, dado que el contrato de concesión 21-10 obliga a Mi Bus a saldar la prima de antigüedad a todos sus colaboradores para evitar que, una vez el sistema sea público, el Estado asuma ese gasto. ‘El acuerdo no exime a Mi Bus de pagar’, advierte. Y limita a la compañía a actuar en contra de los choferes en protesta.
‘No se va a despedir a nadie’, aseguró el gerente de la concesionaria, Luis Fernando Villegas. ( Léase: Discusiones serán a ‘puerta cerrada ’)
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