Juan Carlos Navarro Quelquejeu entusiasmó y recibió el apoyo de la gente joven del Partido Revolucionario Democrático (PRD) con su propuesta denominada la Ola Azul, cuyo propósito es extinguir de una vez por todas a los “dinosaurios” que intentaron mantenerse en el partido a través de todos los medios.
Pareciera que la ambición de Navarro Quelquejeu, por lograr la candidatura presidencial ha dado al traste con la ilusión de una primavera perredista que pretendía volver a colocar en posiciones de poder a los ya achacosos “jurásicos”.
Previo a la escogencia de la Comisión Política algunos de sus copartidarios le advirtieron a Navarro del mal paso que daría, si en nombre de la unidad, cediera a las pretensiones de muchos de los desfasados personajes del partido, que se han enriquecido con la política.
El entreguismo de Juan Carlos Navarro Quelquejeu refleja que el partido de la dictadura no ha sufrido la reingeniería que alegan algunos de sus integrantes y poco podrá ser su aporte a la época del cambio que vive el país.
El PRD no engaña a nadie y se dirige hacia el borde del abismo, porque todavía muchos tienen el recuerdo de los nefastos batalloneros y los Codepadis, responsables de atropellos y abusos en contra de la población civil.
Navarro Quelquejeu quedará en la historia como el hombre que pudo salvar a una de las organizaciones políticas más grandes del país, pero solo la condujo a su extinción.
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