Darío descubrió estafa millonaria de tierras
Usurpadores usaron el nombre de la mamá de Darío Fernández para el traspaso fraudulento de un terreno. El político investigó y prometió descubrir esta compleja red. El detonante
PANAMÁ. La verdad detrás de la bala que le quitó la vida al exgobernador de Coclé Darío Fernández empieza por la venta de una finca en Colón.
El terreno de unas 12. 5 hectáreas y un valor catastral de 1 millón de dólares, sin que nadie sepa cómo, quedó a nombre de Juana Jaén, la mamá de Darío. Pero la señora para entonces tendría 93 años y se dedicaba únicamente a ir a misa los domingos. Por eso no era posible que hubiese comprado propiedades sin que ninguno de sus hijos lo supiera.
No obstante, según documentos del Registro Público ella compró la finca 070 en Piña, costa abajo de Colón, en julio de 2008. Lo que quizás llama más la atención es que, de acuerdo con esos mismos registros, solo pagó $390 por esas tierras y meses después decidió venderla a Grupo Terracorp S. A. , por esa misma cantidad. Aún más curioso, la anciana sería la cuarta dueña del terreno ese mismo año, en una cadena de transacciones , entre mayo y diciembre de 2008, en las que el nombre del primer dueño no figura.
La familia Fernández decidió demandar, la secuencia de ventas se congeló y así se empieza a desenmarañar una trama que llega hasta el día que mataron a Darío.
El terreno de unas 12. 5 hectáreas y un valor catastral de 1 millón de dólares, sin que nadie sepa cómo, quedó a nombre de Juana Jaén, la mamá de Darío. Pero la señora para entonces tendría 93 años y se dedicaba únicamente a ir a misa los domingos. Por eso no era posible que hubiese comprado propiedades sin que ninguno de sus hijos lo supiera.
No obstante, según documentos del Registro Público ella compró la finca 070 en Piña, costa abajo de Colón, en julio de 2008. Lo que quizás llama más la atención es que, de acuerdo con esos mismos registros, solo pagó $390 por esas tierras y meses después decidió venderla a Grupo Terracorp S. A. , por esa misma cantidad. Aún más curioso, la anciana sería la cuarta dueña del terreno ese mismo año, en una cadena de transacciones , entre mayo y diciembre de 2008, en las que el nombre del primer dueño no figura.
La familia Fernández decidió demandar, la secuencia de ventas se congeló y así se empieza a desenmarañar una trama que llega hasta el día que mataron a Darío.