PANAMA AMERICA -Mauro Velocci, exrepresentante en Panamá de la empresa Svemark, y Valter Lavítola, allegado al ex primer ministro Silvio Berlusconi y actualmente bajo arresto domiciliario en Italia, parecen haber tenido todo planeado para hacerse con el negocio de las cárceles modulares en Panamá, incluyendo la simulación de la compra de un helicóptero de lujo y una grabación montada para intentar extorsionar al presidente Ricardo Martinelli Berrocal.
Pero los planes de este dúo italiano nunca se cumplieron. El Gobierno de Panamá nunca aprobó la oferta de las cárceles modulares hecha por Svemark y mucho menos existen pruebas del pago a panameños o de la compra de un helicóptero Eurocopter EC135 para uso particular del presidente Martinelli.
Ayer Ricardo Martinelli Linares -hijo del jefe de Estado-, salió a aclarar su participación en una conversación grabada sin autorización por Velocci, la cual se pretendía utilizar como elemento de extorsión para que el presidente panameño aprobara el contrato de las cárceles modulares.
Martinelli (hijo), a través de un comunicado enviado a todos los medios de comunicación, detalló cómo por insistencia de Lavítola, en condición de mano derecha del ex primer ministro italiano, aceptó reunirse en febrero de 2011 con Velocci, a pesar de no conocerlo.
“El señor Velocci me habló de cosas que no eran de mi incumbencia y así se lo hice saber, razón por la cual me pidió, de manera insistente que llamara al señor Lavítola para que él me aclarara todo; a lo cual finalmente accedí, con desconfianza, pero por cortesía. Nunca pensé que el señor Mauro Velocci me grabara de forma oculta y ahora deduzco que fue parte de un plan previamente elaborado y malintencionado”, señaló Martinelli en su comunicado.
El 17 de marzo de 2011, Martinelli tomó distancia de Velocci, cuando este le pidió -tras su reunión- que intercediera con el presidente de la Internacional de Seguros, Roy Icaza, para la obtención de las fianzas por 57 millones de dólares que el consorcio Svemark requería para poder contratar con el Estado panameño.
“Creo que te equivocaste. Este email no es para mí. No tengo nada que ver con esto. Por favor, no enviarme más emails”, respondió Martinelli a Velocci, cuando este le pidió ayuda.
Martinelli (hijo) señaló que la contundencia de su respuesta muestra su intención de evitar comunicación con Velocci, “al intuir que pretendía utilizar la relación con su papá para avanzar en su propia agenda económica”.
Las declaraciones de Angelo Capriotti, presidente de Svemark, ante la justicia italiana son parte de las pruebas que tiene a su favor Martinelli (hijo) y que prueban la trama orquestada por Velocci y Lavítola.
Capriotti en una declaración ante los fiscales italianos -compilada en más de 20 páginas- describió toda la operación que pretendían instalar en Panamá y contó que Velocci le reveló cómo había planeado con Lavítola todo para extorsionar al presidente panameño, a raíz de que el negocio de las cárceles había perdido interés de parte de las autoridades locales.
Se trató -explicó Capriotti- de la simulación de la compra de un helicóptero de lujo y una conversación montada.
“Lavítola había ordenado a Velocci simular la adquisición de un helicóptero con interiores Hermes como un regalo al hijo del presidente Martinelli, pero sin que el hijo del presidente supiera nada de dicha absurda adquisición. Esta simulación tenía solamente un motivo: hablar al teléfono con él para [grabarlo] y chantajear al presidente”, declaró Capriotti.
Lo declarado por Capriotti en Italia coincide con la versión dada en Panamá por la exasistente de Velocci, Fabiana Giorgatti, de que lo único que se llegó a considerar era la compra de un helicóptero de segunda para la búsqueda de tierras del proyecto y luego la futura supervisión de la construcción de las cárceles, y no una entrega para Martinelli o para su hijo.
Capriotti reiteró que la única vez que se habló de un helicóptero era para trabajos de la empresa Svemark.
“Velocci hace escuchar la grabación de la llamada telefónica que Lavítola hace al hijo del presidente Martinelli, en la cual anunciaba la llegada de este helicóptero que serviría para visitar las obras de las futuras cárceles. La respuesta del hijo del presidente era, al parecer, que él mismo no entendía el sentido de la llamada hecha por Lavítola”, señaló Capriotti.
Ayer Martinelli (hijo) denunció que la verdadera intención de la reunión pedida por Velocci y la grabación era tenderle una trampa para poder chantajear a su padre y a su Gobierno, para que accediera a la aprobación del proyecto de las cárceles modulares, “lo cual todos sabemos -sostuvo- no pudieron lograr”.
“Nunca solicité, nunca recibí, nunca acepté promesa o prometí en beneficio mío o de un tercero ningún bien, dinero o helicóptero de los señores Mauro Velocci, Valter Lavítola, Svemark, o de ninguno de sus empleados o agentes. Ni mi papá ni yo ni ningún funcionario público panameño somos imputados o parte en los procesos que se le siguen en Italia a Lavítola y otros”, señaló Martinelli (hijo).
También agregó: “No he negociado en ningún momento ni en ninguna calidad en nombre del Estado panameño, ya que no soy funcionario público, pero además, como particular, no tengo ni tenía facultades legales para realizar dichas funciones”.
Martinelli (hijo) dijo estar“ ”confiando” de que lo que consideró una “manipulación mediática” llegará a su fin y que el tiempo le dará la razón.
“En ese momento espero una retractación pública de los que hoy tergiversan y manipulan la información con fines políticos, con la misma preponderancia que se le ha dado a estas noticias falsas”, señaló por último Martinelli (hijo).