No es posible comprender cómo la ciudad de Colón vive una situación socioeconómica tan deplorable, encontrándose ubicada entre la salida atlántica del Canal de Panamá y la Zona Libre, sin que hasta la fecha ningún gobierno haya buscado mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.
Una de las causas del desmejoramiento de esta ciudad portuaria es la vieja ley que fundó la Zona Libre que data de 1948 y que sigue dos criterios centrales: uno es el de solo incentivar a los empresarios allí instalados y el otro es que los ingresos sean depositados directamente en las cuentas del tesoro nacional.
La falta de recursos directos para Colón ha desgastado la situación, no solo de su población, sino también de sus infraestructuras, a pesar de encontrarse en medio de un motor generador de divisas, lo que ha sobrecargado al municipio cabecera de la provincia que no cuenta con un presupuesto capaz de enfrentar los problemas que lo agobian.
El anteproyecto presentado en la Asamblea de Diputados traslada al municipio el pago del 1 por ciento del pago del impuesto de inmuebles y dispone que un comité de ciudadanos colonenses evalúe el 25 por ciento de los recursos que se perciban por la venta de los terrenos ocupados por los usuarios de la zona franca.
Esto indica que en el 2013 Colón recibirá, por primera vez, el impuesto de inmueble que ha sido estimado en casi un millón de dólares, además de 24 millones provenientes del fideicomiso, lo que sumaría 25 millones, contrastando con los ingresos de la tesorería municipal que apenas recibió 10 millones, cantidad que no cubría el presupuesto aprobado.
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