El presidente de la Comisión de Gobierno de la Asamblea de Diputados, Abraham Martínez ha declarado que el magistrado del Tribunal Electoral, Gerardo Solís, mantiene una conducta temeraria al estar en el terreno político y no en el de la ley.
Con esta aseveración, el diputado Martínez advierte a la ciudadanía del peligro en que ponen las declaraciones de Solís al proceso electoral del 2014, ya que demuestran que existe la posibilidad de un fraude para impedir el triunfo del oficialismo.
Gerardo Solís forma una mancuerna con Milton Henríquez del Partido Popular, quien llevó la idea de la necesidad de la reelección del actual magistrado presidente del Tribunal Electoral; sin embargo, la iniciativa no fue acogida.
Henríquez se ha hecho eco de las palabras del magistrado Solís sobre la posibilidad de que el gobierno cometa un fraude en las elecciones, algo que fue reiterado por la vicepresidenta del PP, Teresita de Arias.
Lo cierto es que Solís es una de las fichas más importantes del bipartidismo (PRD-Panameñismo) para llevar a cabo sus planes de mantener la base electoral que les ha permitido su alternancia en el poder y una importante cantidad de diputados en la asamblea.
Solís no tienen ninguna trayectoria de lucha electoral dentro del PRD, que le ubicado en cargos importantes en el Ministerio de Vivienda, el Fondo de Inversión Social (FIS), Fiscal Electoral y ahora Magistrado Electoral, además que durante el actual gobierno intentó ser magistrado de la Corte Suprema de Justicia, cargo para el cual no fue tomado en cuenta.
No hay duda que para alguien a quien no le ha costado nada llegar a elevadas posiciones con jugosos salarios, su actitud ha sido sumamente hostil en el caso de El Bebedero, por ejemplo y en la suspensión de una cuña de carácter social reivindicativo de los trabajadores de la empresa Varela Hermanos.
No obstante, Solís dijo en la televisión que saldrá del tribunal “con un sentimiento desagradable”, tal vez por dejar la buena vida y los privilegios, frente a un gobierno que no tiene porqué darle tratamientos principescos.
Definitivamente, Solís es un elemento peligroso para la democracia, cuyos méritos no se conocen y con una experiencia que no da para ocupar tantas posiciones importantes en el gobierno.
Solís juega a la política sin la menor conciencia y sus actuaciones le están haciendo daño al torneo electoral de 2014.
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