PANAMA AMERICA - El subsidio a los productos de mayor consumo popular –arroz, aceite, espagueti, tuna, lentejas– constituye la medida más realista y beneficiosa adoptada por el Gobierno para estabilizar la canasta básica y bloquear los efectos de la inflación.
Solo una persona de la amplia experiencia comercial y de vocación social como el presidente Ricardo Martinelli podía concebir una estrategia para entregarle a los trabajadores el salario mínimo más alto de la historia panameña y, a la vez, levantar una muralla de subsidios a los productos alimenticios fundamentales de la canasta básica y así evitar que la incesante escalada de precios minimizara el reajuste salarial. Es un disparo directo al corazón del proceso inflacionario. Si a estos subsidios agregamos las jumboferias, la cadena de frío y los programas destinados a fortalecer el sector agropecuario, se llega a la conclusión de que se ha producido un paso sin precedentes al elevar la protección social de la capacidad adquisitiva de los sectores populares.
Los subsidios a la canasta básica beneficiarán particularmente a los panameños que enfrentaban las consecuencias del aumento constante de precios causado por la red de intermediarios que especula con los precios más la inflación importada de insumos producidos en el extranjero.
La gasolina y el diésel varían de precios por los vaivenes del mercado internacional. Maquinaria agrícola, fertilizantes, plaguicidas, semillas, provienen de países igualmente azotados por la inflación. Los controles de precios incuban mercados paralelos de oferta y demanda clandestina que amenazan la economía libre, fracasando en todas partes como lo demuestra la experiencia mundial.
Los regímenes totalitarios y los políticos perezosos consideran que el control de precios es una panacea social; sin embargo, los resultados revelan que es un remedio peor que la enfermedad. En cambio, el subsidio estatal recicla los recursos aportados por los contribuyentes en su propio beneficio y es una herramienta eficaz para resolver las distorsiones del mercado.
El Estado juega un importante papel regulador comprando stocks y cosechas a precios satisfactorios para los productores y a la vez cubre las diferencias de la venta a los consumidores. La tasa de crecimiento de la economía panameña lleva el liderazgo de la región, fomentando el crecimiento de la producción de bienes y servicios por el aumento de la capacidad adquisitiva de los consumidores. Pero el incremento de la demanda y la caída de la oferta puede causar el aumento de los precios si el Gobierno no actúa con imaginación para cerrar las brechas.
La administración Martinelli ha seleccionado los productos de consumo masivo de la canasta básica, otorgándoles subsidios para frenar la erosión de los aumentos salariales.
El Gobierno ha elegido los subsidios a la canasta básica, aplicando una fórmula sencilla para estimular la producción agropecuaria y proteger a los consumidores del ácido disolvente de la inflación. Sin las cuadrillas burocráticas que engendra el control de precios; sin lesionar la economía libre, construimos el camino de una economía para las mayorías.
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