La crisis de liderazgo de Juan Carlos Varela llegó al punto más débil con el respaldo de la expresidenta de la República y líder histórica del panameñismo Mireya Moscoso a la candidatura presidencial de José Domingo Arias. Se oficializa así una división interna anunciada por la incapacidad del candidato Varela para aglutinar a los militantes del partido fundado por Arnulfo Arias. Pese a las reiteradas exhortaciones de Moscoso a reforzar la unidad partidaria, Varela persiste en encerrarse con un puñado de parlamentarios obsecuentes y negarse a un debate interno sobre las proyecciones electorales del sector panameñista que comanda.
El entendimiento unitario de Arias y Moscoso se produce en circunstancias que se propagan diversas versiones sobre la estabilidad de la candidatura de Varela. La versión del posible acuerdo electoral de panameñistas y perredistas provoca, según se aprecia, un rompan filas que puede afectar, incluso, al núcleo de sus adherentes al no escuchar una respuesta contundente a esa alianza contranatura.
La versión más denigrante es la que negocia el retiro de Varela y Navarro para cederle la candidatura a un tercero, presumiblemente un empresario más potable a la gente, pero sin experiencia política. Se conoce el grupo de empresarios que abanica la tesis del tercer hombre; empresarios que no soportan un segundo periodo gubernamental de Cambo Democrático, considerándolo contrario a sus intereses económicos privados.
Navarro es receptivo al tercer candidato que sería una alternativa al naufragio de su candidatura. Cree que el fracaso de su candidatura escondería el rechazo creciente en las filas del PRD. El presidente del PRD, diputado Benicio Robinson, ha aclarado que Navarro no debe negociar a espaldas del partido como si fuera un asunto personal, y que debe morir con las botas puestas.
En la eventualidad de su declinación se estima que el nuevo candidato debería salir del PRD, porque se oponen al enjuague con Varela, Navarro y el tercer hombre. Navarro y Varela enfrentan crisis de representatividad. Uno por el creciente descontento de las bases por la sucesión de errores elementales de su inmadurez política para tratar problemas partidarios. El otro por la obstinación sectaria en cerrar el acceso y rechazar una posición inclusiva con otras corrientes que no coinciden con la forma como maneja la candidatura panameñista. Ambos candidatos están condenados a seguir sus plataformas partidarias, con sus errores y contradicciones.
Renació el espíritu de Rufina Alfaro en La Villa de Los Santos. Resonó otra vez un grito de libertad contra las fuerzas opresivas de la libre determinación de la voluntad popular. El Movimiento Arnulfo Arias puso los puntos sobre las íes. Han elegido el apoyo al gobierno de transformación de Cambio Democrático. Varela hizo lo mismo en los primeros años del periodo de gobierno.
No podría imputar al Movimiento Arnulfo Arias de una escisión que él mismo ha generado, como tampoco la alianza con Cambio Democrático, que no supo respetar. A cinco meses de las elecciones de mayo, el panorama electoral se dibuja con más claridad. La suerte está echada. Es realista vigilar las decisiones del organismo electoral en vista del abanderamiento político de algunos de sus magistrados. Tienen en sus manos el manejo de la maquinaria electoral. Las dudas sobre la imparcialidad justifican un sano escepticismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario