miércoles, 6 de noviembre de 2013

Analisis Político: Metro cambio de cultura

El impacto del Metro será de una magnitud incalculable porque se incorporarán elementos como el uso de tarjetas de pago recargables, zonas pagas, además del orden al abordar las unidades de transporte



Si debiéramos definir lo que representan los 110 años de vida republicana, tendríamos que destacar algunos acontecimientos específicos que caracterizaron el desarrollo de la nación panameña. Tal vez, el más importante cambio estructural ha sido la construcción del Metro de Panamá, más allá de la ampliación del Canal que ya estaba en funcionamiento. 

Este nuevo sistema de transporte masivo tendrá una influencia innegable en el desarrollo económico y en el paisaje de la urbe capitalina, atascada con miles de vehículos que han estado recorriendo las mismas calles desde hace más de cuarenta años. 

Recordemos que en Estados Unidos, por ejemplo, las transformaciones se dieron a partir de ciclos evidenciados a lo largo de su historia. Así, del transporte a caballo y en carretas, se dio un salto a la bicicleta, los vehículos automotores y los aviones, tres inventos que cambiaron la faz y las circunstancias de la potencia mundial. 

En nuestro país, algunos pocos mandatarios y jefes de Gobierno lograron transformaciones trascendentales, entre ellos Belisario Porras que instaló el tranvía, con Arnulfo Arias, el transporte colectivo pasó a manos de empresas, mientras que a Omar Torrijos le correspondió instaurar el concepto de propietarios individuales en lo que se conoció posteriormente como “diablos rojos”. 

Con Ricardo Martinelli se superan todos estos modelos, ya arcaicos y hasta cierto punto, convertidos en unidades de riesgo público. El gobierno del cambio introduce, en primera instancia, el Metro Bus, que recorrerá las rutas metropolitanas y sus periferias; en tanto, el Metro de Panamá, proyecto emblemático que marca el advenimiento del futuro, logrará profundos cambios culturales y en el diario acontecer de los panameños. 

Podemos también mencionar el mejoramiento de la red vial de la ciudad capital y del interior de la República, de la agenda social, de la entrega de títulos de propiedad, iniciativas que tendrán un lugar preponderante en la memoria histórica de panameños y panameñas, como resultado de la visión, no de un gobernante, sino de un estadista. 

Pero debemos volver a mencionar al Canal de Panamá, cuya ampliación servirá para acoger en tránsito a las embarcaciones más grandes del planeta y así mismo, el mejoramiento de nuestros puertos en ambas vertientes oceánicas, lo que a su vez obligará a otros modelos portuarios del mundo a estar a la altura para tratar de seguir siendo competitivos. 

No obstante, el impacto del Metro será de una magnitud incalculable porque se incorporarán elementos como el uso de tarjetas de pago recargables, zonas pagas, además del orden al abordar las unidades de transporte, algo que nunca se había visto en Panamá, acostumbrada a la desorganización, la hostilidad y la incertidumbre. 

El Metro demuestra una capacidad de ejecución nunca antes vista, tan solo superada por Estados Unidos durante la construcción de la vía interoceánica. Sin embargo, los trabajadores en las obras subterráneas de este novedoso sistema son locales, contrario al Canal que requirió de una fuerza laboral proveniente de las Antillas en su mayor parte. 

Esta etapa es percibida por la población panameña como un paso más en la evolución de nuestro país hacia la modernidad y el primer mundo, a lo que habría que agregar la puesta en ejecución de una agenda social que ha llevado prosperidad a quienes, tradicionalmente, habían sido ignorados. 

De igual manera, debemos sentirnos orgullosos por el reconocimiento que han hecho, organismos internacionales y gobiernos, al desarrollo sostenido de la economía panameña, una de las más importantes, no solo de la región, sino del mundo y que resulta ser muy atractiva para la inversión extranjera. 

Tristemente, llama la atención que las fuerzas del poder económico se han opuesto a los cambios llevados a cabo por los diversos líderes de nuestra vida republicana, algo que no han dejado de hacer durante la administración del presidente Ricardo Martinelli. Belisario Porras, Arnulfo Arias, Omar Torrijos y, ahora, Ricardo Martinelli son eslabones de la misma cadena, que irrumpieron en la vida nacional ante la incompetencia de los políticos tradicionales, que llegan al poder para enriquecerse. El pueblo panameño siempre ha sido sabio a la hora de escoger sus gobernantes y no dudamos que en las elecciones del 4 de mayo del 2014, volverá a actuar con esa sensatez al elegir como nuevo presidente a José Domingo Arias.

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