Muchos nos preguntamos ¿bajo qué argumentos podría la Corte Suprema de Justicia optar por la reelección del Magistrado Gerardo Solís?; a quien se le vence su plazo como Magistrado Presidente del Tribunal Electoral el día 15 de noviembre del 2012. Que el Magistrado Solís diga ahora que aceptaría una reelección si se la ofreciera la Corte, es un acto desleal e impropio para con los 47 abogados que se han presentado a un concurso público y que ya han pasado por período de observaciones de la ciudadanía y por una entrevista con el pleno de la Corte. Ahora aparece un “juega vivo” – además de oportunista y aprovechado – se quiere “colar” sin hacer la fila, pretendiendo ponerse delante de todos los demás. A todas luces esto no es un acto cívico y ético. Un profesional integro tendría que declinar de plano la posibilidad de una posible reelección, por el respeto a sus colegas que están concursando y por no haber participado en la convocatoria.
El Magistrado Solís se ha convertido en una figura controversial, generando comentarios adversos a su desempeño en virtud de varias decisiones, consideradas por varios juristas entendidos en la materia electoral, como desacertadas y con un sesgo político. Recientemente, una encuesta publicada en los diarios locales indicaba que un 82% de la población con capacidad electoral no tenía confianza en el Tribunal Electoral. Las opiniones adversas han recrudecido dada la forma extra curricular como el Magistrado Solís trato el tema de las elecciones impugnadas en el Corregimiento del Bebedero, un fallo que los afectados han considerado un exabrupto jurídico. De acuerdo a declaraciones del Fiscal Electoral que investigó lo ocurrido, no había pruebas efectivas de compra de votos en el expediente que levantó el Tribunal Electoral.
Suponiendo un hipotético escenario de que alguien compró votos, existiría entonces un delito electoral según establece el Código Electoral. Como conducta delictiva, debe ser penada con una pena de prisión e inhabilitación para ejercer funciones públicas. Sin embargo cuando revisamos las causales por la que se puede anular una elección, constatamos que la compra de votos no está expresamente señalada como causa de nulidad. Entiendo que el Tribunal se ha pronunciado de esta manera en múltiple ocasiones anteriores. El Magistrado Solís, en el caso de “El Bebedero” cambió drásticamente la orientación y por primera vez, con su amañada interpretación paso sobre el Código y de todas formas anuló las elecciones.
El desempeño del Magistrado Solís, según opiniones de varios juristas, denota la aplicación de tratamientos politizados y sesgados en los fallos, en los que el Magistrado Solís ha sido el principal actor, fallos que también parecen no apegarse en estricto rigor a lo estatuido en Código Electoral. Ello ha generado una atmósfera de preocupación y rechazo al Tribunal que impone serias aprehensiones a una posible reelección del Señor Solís, tal como especulativamente se ha dado a conocer por un diario y luego manifestado por el propio Solís en entrevista en canales de televisión que, de forma notoria, apoyan a los partidos de oposición al gobierno.
No se puede ignorar la falta de equidad en los apoyos que, algunas figuras opositoras le han expresado en los medios al señor Solís, y la forma despectiva con la que se refieren a quienes lo critican. Han tratado de convertir al Magistrado Solís en una figura imprescindible sin la cual no se podrían efectuar elecciones transparentes en el 2014. Pero el accionar jurídico del Magistrado Solís no permite ratificar tal hipótesis, ya que de forma contundente el pueblo parece rechazar su comportamiento por percibirlo como parcializado. Adicionalmente, recientemente las pasiones en contra del Tribunal se han exacerbado por denuncias de nepotismo del Magistrado Pinilla, integrante del Tribunal Electoral.
La Corte Suprema no puede desestimar la percepción de gran parte de la opinión pública, que consideran los fallos y decisiones del Tribunal sobre temas tales como, censura desmesurada de publicidad de electores independientes, la anulación de las elecciones en El Bebedero, hechas sin base y que parece no estar documentada sobre pruebas suficientes, la aplicación deficiente y no explicada del sistema de voto electrónico en las elecciones internas del PRD, las declaraciones inapropiadas del Magistrado Solís en el extranjero, criticando al gobierno nacional – con lo cual afecta al país – donde presenta un escenario nacional falso ante una audiencia internacional. Si la Corte permitiera la reelección del Magistrado Solís, sin haber participado en el concurso que ellos mismos convocaron, perdería credibilidad ante la opinión pública y podría provocar un fuerte rechazo de gran parte del pueblo a tal decisión que, a su vez, podría generar una innecesaria inestabilidad en la nación, afectando el desarrollo económico y social del país.
El Magistrado Solís debe salir del Tribunal el 15 de noviembre, fecha en que se cumple su periodo, tal como estatuye la Constitución Política, sin mayores miramientos. La Corte debe proceder a nombrar su reemplazo luego del proceso de selección que se realiza. Esto permitiría que la población recobre la confianza, en tener unas elecciones transparentes y honestas en el 2014. No se puede continuar con encubrimientos de cuestionamientos e irregularidades. No nos pueden seguir afectando ante la comunidad internacional de tener crecimiento económico ejemplar, con un Tribunal Electoral que no exhibe la probidad y confianza necesaria que exige el país. Ya vivimos los abusos de Magistrados en el tiempo de la dictadura militar y no podemos permitir que vuelvan a suceder, a pesar de los malabarismos jurídicos que se quieran esgrimir para reelegir al Sr. Solís, lo cual marcaría al Poder Judicial con un desprestigio irreparable.
La Corte no puede someter a 3 millones de panameños a tener entre manos una bomba de tiempo ante un inminente proceso electoral que se avecina. Hay que rechazar el abominable oportunismo político, las contradicciones vergonzosas, mediante las cuales se pretende premiar ejemplos de prevaricación de un funcionario a nivel de Magistrado, lo que podría ser demoledor para toda una juventud que espera tener un país donde participaría políticamente sin temer este tipo de desafueros.
Esperamos que los Magistrados de la Corte Suprema acudan a su sensatez, profesional y humana, y se apeguen a la ley, a los principios generales de derecho y a los valores inmanentes de la justicia y le den al pueblo la satisfacción que se merece. El Magistrado Solís no merece ser reelegido en su posición actual. De ocurrir lo contrario, la Corte cargaría con una vergüenza nacional.
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