El país observa como la oposición se unifica para tratar de frenar los cambios electorales que han tardado más de dos décadas en llegar en detrimento de una escogencia de diputados, basada en el voto y la independencia de las postulaciones.
Con las acciones de los grupos opositores se ha podido también comprobar las inclinaciones del Tribunal Electoral y sus magistrados, que no esconden su favoritismo por el sistema bipartidista, lo que les hace perder credibilidad, poniendo en duda su neutralidad en el proceso electoral de 2014.
La desesperación ha llevado a la oposición parlamentaria a utilizar métodos, no solo de violencia y abiertos enfrentamientos en los alrededores del palacio Justo Arosemena, sino a introducir sustancias químicas gaseosas que produjeron reacciones incómodas en quienes participaban en las sesiones.
No hay duda que el Tribunal Electoral ha actuado favoreciendo los intereses de los partidos políticos del bipartidismo y la llamada sociedad civil, desconociendo los derechos ciudadanos, para favorecer a diputados que no fueron elegidos voto a voto y cerrar el paso a las candidaturas presidenciales independientes.
Resulta patético ver a quienes ayer sostuvieron a un régimen dictatorial, esconder ahora sus posiciones antidemocráticas en complicidad con quienes fueron víctimas de sus acciones en el pasado, para mantener trancadas las reformas electorales que darían oportunidad al país de tener una verdadera democracia electoral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario