En las pasadas elecciones generales la dictadura mediática se jugó el todo por el todo para recuperar el poder, utilizando para ellos a los dos partidos tradicionales, el Revolucionario Democrático (PRD) y el Panameñista.
Luego del triunfo de
Juan Carlos Varela ha comenzado el cobro de facturas y una de ellas será sin
duda, introducir cambios en los sistemas de tributación que permitan la
disminución en el pago de impuestos, base de los recursos para la construcción
de obras y el desarrollo de programas sociales del actual gobierno.
Presidente Martinelli da recursos al pueblo
Con la llegada al poder de Cambio Democrático (CD) no
se procedió a debilitar este sistema, sino que se fortaleció con más recursos y
más autonomía, sobre todo a los municipios, para ser distribuidos entre las bases
sociales sin discriminar a ningún representante ni diputado, independiente del
partido político al que perteneciera.
Los medios de prensa del poder económico siguen, en
sus líneas editoriales, una campaña mediática contra los recursos que deben
llegar de manera directa al pueblo, sin darse cuenta que con esta acción el
país está conociendo cómo fueron repartidos estos fondos, no precisamente entre
los miembros del oficialismo.
Parcializan la información
Las corporaciones de prensa dan informaciones a medias
ya que no publican los presupuestos de dichas partidas desde el inicio del
gobierno, cuando existía la alianza entre el varelismo y Cambio Democrático,
porque se les caería el telón de la mentira y se demostraría que fueron
beneficiados sus propios diputados y representantes.
Cuando se realice una investigación imparcial se podrá
comprobar que todo fue una burda patraña para desmantelar una forma de llevar
apoyo directo a las comunidades como una garantía de paz social.
El error que se puede cometer es pensar que, dando más
poder a los poderosos y disminuyendo los impuestos que pagan por sus ganancias,
dejarán un volcán en ebullición en las clases populares que afectará la
gobernabilidad en el próximo quinquenio.
El futuro de Motta es ser más rico
Al dejar sin recursos a los gobiernos locales se
vuelve a un pasado anterior a 1968, cuando el Estado panameño trabajaba para
construir obras de infraestructura para beneficio de grupos económicos que
utilizan los gobiernos para satisfacer sus propios intereses.
Los panameños tenemos el lujo de tener al hombre más
rico de Centroamérica, Stanley Motta, que controlaba la agenda gubernamental
hasta que llegó al poder el presidente Ricardo Martinelli.
Sin embargo, las raíces de Motta están tan
profundamente incrustadas en las actividades económicas del país, que se vio
beneficiado por el crecimiento económico ya que el Estado invirtió en su
empresa de aviación mil millones de dólares con la remodelación del Aeropuerto
de Tocumen.
Todo para Motta y nada para el pueblo
Ahora, Panamá vuelve al pasado cuando se identificaba
a los agentes económicos de la oligarquía que manejaban los intereses del país
y que terminaron peleándose el poder, desconociendo los procesos electorales
hasta que se dio el golpe de Estado en 1968. El resto de la historia ya lo
conocemos.
Motta al ganar las elecciones con una victoria pírrica
y ahora, al concentrar los poderes económico y político, reducirá a su más baja
expresión las ventajas que el pueblo había logrado con el actual gobierno.
Sin embargo, este puede ser el final de su reinado de
23 años porque la ambición de sus rivales desatará una lucha de intereses que
revivirán episodios similares de la historia que, al final, desembocaron en
trágicos momentos que ocasionaron desestabilización y muerte.
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