El llamado poder económico hizo su último intento para desconocer el resultado de las primarias de los partidos Revolucionario Democrático y Panameñismo, con el fin de imponer una candidatura acorde con sus intereses particulares. En la víspera de la fecha tope para establecer alianzas políticas, esos señorones hicieron lo imposible para torcer candidaturas.
Hasta ahora no se han escuchado las voces de los magistrados del Tribunal Electoral para cuestionar ese tipo de accionar que contradice abiertamente la democracia del país.
Cada ciudadano tiene la libertad de aspirar a un cargo de elección popular, pero resulta fácil desde la comodidad de una hamaca o una lujosa oficina levantar el dedo y señalar quién será o quién no será candidato presidencial. Si los representantes del poder económico aspiran a la Presidencia de Panamá, entonces que hagan campaña, recorran los pueblos, escuchen los reclamos de la población, gasten su dinero haciendo política, pero no pretendan que les lleven una candidatura presidencial en bandeja de plata.
Lo que sucede es que a un sector de poder económico no les llama la atención el Palacio de Las Garzas; ellos prefieren ser el poder tras el poder y no exponerse a la critica ciudadana. Mantienen todos los contactos y las puertas abiertas en los gobiernos y nadie los objeta. Sin duda una posición muy cómoda.
Ante el fracaso de sus pretensiones se mantiene el actual panorama político; los candidatos deben salir a buscar los votos, porque el único poder que cuenta es el del sufragio del pueblo el 4 de mayo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario