PANAMA AMERICA - Trans-(a través de), móvil (que puede moverse, o se mueve por sí mismo); dos palabras que en nuestro país unidas han significado todo lo contrario.
Creyéndose dueño de la verdad, el gobierno se ensalzó meses atrás con su "plan" para modernizar el transporte. Los ilusos aplaudieron por aquello de "mejor tarde que nunca".
La improvisación fue evidente, mostrando ausencia de perspectiva conceptual de lo que es un sistema moderno de transporte público, que no puede desligarse de una correcta planificación urbana.
El "plan" resultó una alharaca política que ensordece más que las troneras de los "diablos rojos". Han querido copiar al carbón modelos que en otros países prometieron soluciones, pero que al implementarse con politiquería han sido fracasos contundentes y rotundos despilfarros.
El "Transmóvil" se quedará "inmóvil" ante la necesaria y urgente eliminación de las causas fundamentales de la crisis de transporte, nacidas de la dictadura militar que ellos quieren que olvidemos, ocultando sus desmanes bajo la alfombra.
Con una licitación apresurada cargada de vicios típicos del cuarto mundo, el "plan" no resolverá el problema de la movilidad urbana, sino que la complicará aún más.
Sus autores y promotores nos dijeron que los fondos vendrían de la Corporación Andina de Fomento (CAF). El CAF, según su sitio de Internet, había aprobado en enero del 2006 un préstamo por 53 millones de dólares para el "Sistema de Transporte Masivo de Panamá", y el año pasado les pidieron 90 millones más. ¿Dónde están y que hicieron con aquellos 53 millones?
Ha sido evidente en los últimos treinta años que ningún sistema de transporte mal copiado de Curitibá en Brasil o Bogotá en Colombia, funcionará sin una correcta planificación del desarrollo urbano basado en la persona y no en el negocio inmobiliario.
El Ministerio de Vivienda de turno, y sus copartidarios del pasado, propiciaron la calamidad urbana actual con sus cambios de zonificación arbitrarios y avalando proyectos sin sentido con estudios de impacto ambiental mediocres, sin planes visionarios de infraestructura vial y servicios, y promoviendo madrugonazos para legalizar resoluciones de zonificación en áreas revertidas en contra de la Ley 21 de 1997, una ley de consenso.
Un sistema de movilidad urbana no consiste en poner 1,600 buses en calles donde no caben, así como no se transforma la educación repartiendo libros digitales, computadoras en escuelas o "laptops" a niños. Copiar esquemas de otros países con décadas de ventaja con respecto a nosotros en materia de respeto a la persona, cultura, educación, ambiente y las leyes, sin hacer las debidas transformaciones profundas de Estado, no resolverá nuestros problemas de transporte, ni ninguno de los demás problemas. Es mejor detener este "Transmóvil" para no sigan acabando con el país.
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