El Partido Revolucionario Democrático (PRD) vivió ayer un proceso electoral lleno de controversias, amenazas e insultos.
Lo que se presentaba como una elección democrática e innovadora, quedó convertida en un mar de dudas. El sistema electrónico que se utilizó colapsó en varias ocasiones y cientos de perredistas hicieron filas por más de cinco horas.
La Comisión de Elecciones se vio obligada a extender, en dos ocasiones, el proceso de votación, porque pasadas las seis de la tarde había más de mil delegados sin haber podido ejercer su derecho.
Las denuncias sobraron y muchos aspirantes al CEN, entre ellos Juan Carlos Navarro, pidieron la renuncia de los responsables de todo el caos. Había personas del interior del país que permanecieron varias horas bajo condiciones deplorables.
Incluso los dirigentes indígenas de la comarca Ngäbe Buglé dijeron que muchos de sus copartidarios nunca habían tocado una computadora, por lo que cuando llegaron a votar no sabían cómo utilizar el sistema.
En las afueras de la arena Roberto Durán la tensión por estas elecciones entre la Ola Azul, de Navarro, y la facción de Mitchell Doens, conocida como Tocoma, llegó a los golpes en varias ocasiones.
La tolerancia fue mínima y los ánimos estuvieron caldeados todo el día, mientras los perredistas le exigían explicaciones al Tribunal Electoral.
Al ser uno de los partidos más grandes del país, deberían ser ejemplo de transparencia, pero ayer quedaron muchas interrogantes sobre el manejo de estas elecciones.
Es más, durante los discursos de algunos de los miembros actuales del CEN fueron abucheados y criticados.
“¡Fuera! ¡Fuera!” le gritaban a Pachi Cardenas en coro. La rechifla retumbó en la arena Roberto Durán.
Me encanta!
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