El caso Cemis es la demostración de cómo la política se ha puesto al servicio de la delincuencia y cómo una organización política se aleja de los intereses del pueblo para satisfacer sus intereses y enriquecer a sus miembros.
Las denuncias del diputado Carlos “Tito” Afú por este caso tienen ya diez años y en ellas se describe al ex secretario general del Partido Revolucionario Democrático (PRD), Martín Torrijos como el orquestador del soborno a legisladores de su colectivo para aprobar la iniciativa.
La historia del PRD, como brazo político de la dictadura militar, está salpicada de escándalos, como fue el caso de los 200 millones de dólares sustraídos de los fondos del Seguro Social, caso en el que estuvieron involucrados familiares del ex presidente Torrijos.
Nuestra opinión
El PRD y Martín Torrijos luchan para que no se esclarezca el caso CEMIS porque, supuestamente, están involucradas importantes figuras de ese partido que perderían autoridad moral y dejarían de ser invitados permanentes a los medios de comunicación del poder económico.
También se demuestra la fragilidad del sistema judicial que no ha podido llevar a juicio a ninguno de los involucrados en este caso, posiblemente el acto de corrupción más grande de la era democrática. Si se logra este propósito, podríamos entonces saber si estamos ante políticos delincuentes o delincuentes políticos.
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