El diario El Panamá América, en su edición del 23 de mayo, revela que el presidente de la junta directiva de la Prensa, Luís Navarro, ha recibido jugosos contratos directos por parte del gobierno nacional; sin embargo, sin tener ninguna moral, han lanzado una campaña de descalificación contra el presidente del CONEP, Antonio Fletcher, por no coincidir con la postura opositora de ese medio de comunicación social.
Pero la gente del diario de la 12 de octubre, no solamente ha tenido contratos con este gobierno, sino también y de manera especial, con los gobiernos del Partido Revolucionario Democrático (PRD), que siempre le han cedido la embajada en Washington a ex presidentes de la junta directiva de La Prensa, entre ellos Ricardo Alberto Arias, Federico Humbert, así como también a César Tribaldos, cuñado de Roberto Eisenmann, quien ocupó el cargo de director general del IPAT durante el gobierno perredista de Ernesto Pérez Balladares..
El verdadero trasfondo del autoproclamado diario de “la verdad” es que su política informativa es la de doblegar a los gobiernos de turno para los beneficios de los verdaderos dueños, muy vinculados a la dictadura que les permitió amansar el poder económico que detentan y que hoy sienten que están perdiendo sus dominio sobre la manipulación informativa en el país.
Nuestra opinión
Las revelaciones de El Panamá América ponen el dedo en la llaga y queda claro que La Prensa tiene una doble moral porque, por una parte aparentan y por otra esconden sus verdaderos intereses, tal como se demostró con los impuestos adeudados al Estado por su fundador Roberto Eisenmann, quien ahora ataca ferozmente al presidente Ricardo Martinelli y a su familia, algo que jamás había ocurrido en la historia periodística del país.
La Prensa ya no engaña a nadie y el pueblo percibe que sus intenciones tienen un trasfondo que no pasa del enriquecimiento a costillas del Estado como lo hicieron durante los 21 años de la dictadura.
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